Hoy te hablamos de cómo introducir en tu rutina de belleza dos productos purificantes. Y, sobre todo, de cuál es la forma correcta de hacerlo! ¡Sigue leyendo!

Si ya has asumido que no te puedes ir a dormir sin desmaquillarte y eres consciente de la gran importancia para la salud de la piel de hacer una limpieza facial por la mañana y otra por la noche, llega el momento de que introduzcas otro paso: la doble limpieza.

Este hábito, del que las coreanas ya están muy familiarizadas, en España aún está costando de introducir en la rutina facial diaria. Aunque hacer una doble limpieza pueda parecer un gesto extra para algunas personas, es una práctica muy recomendable, ya que está contrastado que la base de una piel de apariencia fuerte y bella es gracias a la constancia en la rutina de higiene (diaria y semanal) y a la protección solar.

 

¿Para quién es la doble limpieza?

Puede que las personas con una piel más seca o sensible piensen que no necesitan una doble limpieza, sin embargo, se recomienda hacerla en todos los tipos de piel, siempre y cuando se busquen las texturas adecuadas a la clase de piel y teniendo en cuenta factores como la edad, qué otros productos se usan, si se pasa muchas horas al aire libre, los niveles de polución… Por lo tanto, si bien la doble limpieza es apta para todo el mundo, lo esencial es encontrar los cosméticos adecuados para ello, por lo que es importante ponerse en manos de especialistas para construir una rutina adecuada.

 

¿Cuándo hacer la doble limpieza?

Aunque mucha gente empieza a hacer este ritual por la noche, que es cuando peor encontramos nuestra piel, lo ideal sería hacerlo tanto por la mañana como por la noche. Al fin y al cabo, nuestro rostro no solo necesita purificarse después de todo un día de agresiones externas. La realidad es que los productos desmaquillantes usados por la mañana eliminan muy bien los desechos fruto de la oxigenación natural nocturna de la piel. ¡Aunque pienses que no tienes tiempo, el problema no es la falta de minutos, sino la importancia de crear estos hábitos!

  • Primera fase:

Se necesita un producto con textura oleosa, ideal para eliminar de manera suave los residuos que acumulamos durante el día como el maquillaje, el exceso de sebo y los filtros de la protección solar. Los de base oleosa, a diferencia de un limpiador espumoso o del agua micelar, penetran mejor en el poro y eliminan la suciedad que puede almacenar. 

  • Segunda fase:

Se recomienda usar un producto con textura acuosa, tipo agua micelar, gel o una mousse suave. Con este paso, nos aseguramos de retirar todas las impurezas sin base grasa, que serían las partículas contaminantes y las células muertas acumuladas durante el día. Este paso también nos ayudará a regular el exceso de grasa en la piel.

¿Te han quedado dudas sobre cómo aplicar la doble limpieza en tu rutina facial diaria? ¡No te preocupes! ¡Contacta con nosotr@s y te ayudaremos a encontrar el mejor tratamiento para ti! 🙂