Las cremas deportivas, como muchos otros tipos de tratamientos, se incluyen dentro de las terapias físicas porque usan medios físicos como radiaciones, calor, frío, etc… Este tipo de soluciones optimizan la regeneración corporal y ayudan al organismo a mantener su homeostasis o equilibrio, y se usan tanto para la prevención como para el tratamiento de lesiones, sobrecargas, contracturas musculares o ciertos problemas articulares. ¿Sabes cuándo usar una u otra?
Crema deportiva efecto frío:
Su principio físico es el frío, y por tanto son refrigerantes (se encargan de bajar la temperatura, analgésicas y calmantes (alivian el dolor). Normalmente se usan después del entrenamiento o ejercicio, y están muy indicadas en deportes de fuerza, y/o de alta intensidad, ya que el estrés que genera el entrenamiento puede generar inflamaciones transitorias a nivel tendinoso – articular o molestias musculares post-ejercicio. Deportes como Crossfit, musculación a nivel de hipertrofia o fuerza-potencia, artes marciales y deportes de contacto, running o natación de alta intensidad, bici de montaña, tenis, pelota… son los que más suelen necesitar de estas soluciones.
Tras el entrenamiento del día a día y en competición (entre prueba y prueba y al final de la jornada) es cuando se suelen usar más. Su composición a base de gel actúa como relajante muscular natural, es decir, desinflama la musculatura castigada por el entrenamiento, y debe aplicarse sobre la zona “diana” realizando un suave masaje hasta total absorción.
También puede ser de utilidad a modo complementario al empleo de estas cremas musculares realizar estiramientos pasivos sin forzar el límite de estiramiento o masaje miofascial con material complementario (rulo, pelotas…)
Crema deportiva efecto calor:
Las cremas efecto calor aumentan la temperatura de la zona que se trata, actuando como vasodilatadoras (aumentando el riego sanguíneo). Se suelen usar antes del ejercicio (son cremas pre entrenamiento para calentar los músculos).
Este tipo de cremas están muy indicadas como complemento al calentamiento para aumentar la temperatura local y focalizada del área de aplicación. Se aplicará, como en el caso de las cremas efecto frío, en las zonas “diana” en función del deporte o actividad.
Para aplicarlas es necesario realizar un masaje vigoroso hasta su total absorción, y se pueden aplicar técnicas de activación a modo complementario como son palmeteos o el clapping.
¿Cuándo usarla? ¡Te proponemos algunos ejemplos!
- Un triatleta en zona de hombros, lumbar, pelvis anterior y piernas en general.
- Un crossfitter a nivel general (en antebrazos, hombros-codos, zona lumbar, muslos y rodillas).
- Un runner (en los tobillos, pantorrillas, rodillas, muslos, caderas y zona lumbar).
- Un jugador de pádel (en muñecas, antebrazos, zona epicondílea y epitroclear, hombros, lumbar y rodillas y tobillos).
- También se puede emplear como crema para calentar los músculos en fútbol, ciclismo, baloncesto, tenis o patinaje…
¡Además, ambas cremas pueden combinarse para conseguir un efecto frío-calor!
¿Has empleado alguna vez cremas deportivas de efecto frío? ¿Y de calor? ¿Cómo ha sido tu experiencia? ¿Te han ayudado a mejorar tu entrenamiento? ¡Déjanos tu comentario! ¡Te leemos! 😉
Hola , Es bueno el calor para un masaje drenante ?
El calor puede tener beneficios en algunos casos para un masaje drenante, pero es importante tener en cuenta las necesidades y preferencias individuales de cada persona.
En general, el uso del calor en un masaje drenante puede tener los siguientes efectos positivos:
– Vasodilatación: El calor puede dilatar los vasos sanguíneos y mejorar la circulación, lo que facilita el flujo linfático y el drenaje de líquidos.
– Relajación muscular: El calor puede ayudar a relajar los músculos y reducir la tensión, lo que puede hacer que el masaje sea más efectivo y cómodo.
Sin embargo, hay situaciones en las que el calor puede no ser recomendado para un masaje drenante. Por ejemplo:
– Inflamación aguda: Si hay una lesión reciente o inflamación aguda en la zona a tratar, el calor puede empeorar la inflamación y el dolor. En estos casos, es mejor aplicar técnicas de frío o utilizar otros enfoques terapéuticos.
– Condiciones médicas específicas: Algunas condiciones médicas, como la hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, enfermedades vasculares o trastornos de la sensibilidad al calor, pueden hacer que el uso del calor sea inapropiado o contraindicado. Si tienes alguna condición médica, es importante consultar a un profesional de la salud antes de recibir un masaje con calor.
En resumen, el calor puede ser beneficioso en ciertos casos para un masaje drenante, ya que puede mejorar la circulación y relajar los músculos. Sin embargo, es importante tener en cuenta las circunstancias individuales y consultar a un profesional de la salud o terapeuta de masajes para determinar si el calor es adecuado en tu situación específica.